viernes, 26 de junio de 2009

REGLAS PARA EL ESTUDIO

Hoy propongo unas sencillas reglas para el estudio que pueden ser de mucha utilidad para los estudiantes y para cualquier persona que tenga que realizar una tarea cualquiera.



En junio del año 1427, sí han leído bien, 1427 s. Bernardino de Siena pronunciaba un sermón ante los profesores y estudiantes de la Universidad de Siena en el que proponía un "modo de estudiar" que consistía en la observancia de "siete reglas". Estas siete reglas que les propongo, adaptadas a nuestra época, las he extraído del libro que figura al final y que recomiendo su lectura:



Primera regla: La afición por el estudio.


No se puede estudiar de una forma seria, si antes no adquirimos el aprecio por el estudio y el saber. Si no queremos una cosa es muy difícil que la adquiramos, ¿ comprarían algo que no les gustara?, ¿verdad que no?. Pues con el conocimiento ocurre lo mismo, si no aprecian el saber, no se molestarán en adquirir conocimientos. Y ya dijo Aristóteles que Es indigno del hombre no buscar una ciencia a la que puede aspirar. La primera actitud ha de ser, por lo tanto, una actitud abierta hacia el estudio. Piensen que el que sabe disfruta con lo que otras personas, de épocas anteriores o actuales, han descubierto, imaginado, escrito, etc y, además de disfrutar el saber cosas nos puede resultar de mucha utilidad en la vida, cuantas más se sepan, mejor . Esto solamente lo pueden hacer los hombres; los animales no pueden aprender de sus antepasados ni de sus contemporáneos.


Segunda regla: Prescindir de algunas cosas.


En la época en la que nos ha tocado vivir, hay muchas cosas que dificultan el estudio, que interfieren en él. Estas cosas son, en primer lugar la televisión. La televisión es un buen medio educativo si se ven programas adecuados y durante un tiempo razonable, pero un estudiante o una estudiante que se pase mucho tiempo ante el televisor, no solamente pierde ese tiempo, sino que su mente se perjudica también en el sentido de que al recibir imágenes sin apenas esfuerzo, las neuronas no trabajan y la mente se embota. ¿Han observado lo que les ocurre cuando han estado mucho tiempo ante el televisor, o en el cine? ¿no salen como algo embotados?.

El estudiante tiene que separarse de algunas cosas si de verdad quiere aprender. De todas formas ha de saber que organizándose bien hay tiempo para todo. En el libro que he citado se cuenta la siguiente anécdota:


Había un saltimbanqui subido en una silla enseñando una caja cerrada a un grupo de campesinos. El saltimbanqui decía:

" Aquí dentro está el remedio más eficaz contra las coces de mulo. Cuesta poco, muy poco y supone una fortuna". Muchos de los asistentes le compraron la caja milagrosa, pero solamente a uno le entraron ganas de abrirla allí mismo. Cuando la abrió encontró que lo que había en la caja famosa, eran solamente dos metros de cuerda. Al verlo alzó la voz para protestar diciendo: " Esto es un timo". "Nada de timo, contestó el charlatán, tú aléjate del mulo la distancia de esa cuerda y verás como no puede darte una coz".

Un estudiante debe separarse de todo aquello, personas o cosas que puedan interferir en su estudio.


Tercera Regla: Tranquilidad.


Nuestra mente es como el agua cuando está tranquila, es limpia como el agua remansada, pero cuando es removida se enturbia. Esto quiere decir que si cuando se sienten a estudiar sus mentes están ocupadas con otras cosas, no las tendrán dispuestas para un aprendizaje eficaz. Cuando se pongan a estudiar o a realizar cualquier tarea, olvídense de las preocupaciones que tengan. Les voy a dar un truco que suele dar resultado: antes de iniciar el estudio o tarea, escriban en una hoja de papel aquellas cosas que les preocupen o tienen que hacer también. Una vez escritas anoten cuando las van a realizar o cuando van a pensar en ellas, es decir, asignen un tiempo a cada cosa. Hecho esto olvídense de ellas diciendo, esto ahora no toca, ahora toca el estudio o la tarea que sea, estas otras cosas las haré en su tiempo. Aunque no se lo crean da resultado.


Cuarta regla: Orden


En las cosas de la vida, tanto del cuerpo como de la mente hay que guardar un equilibrio. Decía Aristóteles que la virtud está en el justo medio, de ahí el refrán castellano tan conocido de que en el medio está la virtud. Pues eso, hay que comer, pero ni mucho que les produzca indigestión y pesadez, ni tan poco que se vayan a desmayar. Hay que dormir, ni poco ni mucho, pues si duermen muchas horas despestarán con la mente embotada; y si duermen pocas, no se podrán concentrar bien. El espíritu tiene necesidad de orden; no quieran abarcar mucho, ni hacer todo de un golpe y en poco tiempo. Organicen su tiempo antes de comenzar cualquier tarea o actividad.


Quinta regla: perseverancia

¿Han observado alguna vez a las moscas? Si se fijan bien la mosca apenas se posa sobre una flor, pasa muy rápido sobre ella; el abejorro se detiene un poco más pero sólo porque le gusta hacer ruido con las alas. Sin embargo la abeja, se detiene, liba a fondo el néctar y nos regala la miel. No sean estudiantes o trabajadores mosca o abejorro; sean constantes como la abeja, que es la única de estos tres animalitos que produce algo valioso. Santa Teresa les decía a las monjas cuando iban por los caminos fundando conventos: la que no para de andar, aunque se retarda llega. Lo importante no, es llegar el primero, sino llegar bien.


Sexta regla: Discreción.


Esto quiere decir que vayan a su ritmo, no al de otra persona, sea más rápida o más lenta, sino al suyo y no se preocupen del tiempo que tarden los demás, sino midan sus fuerzas y trabajen con constancia como he indicado en la regla anterior. Tampoco empiecen varias cosas a la vez, sino cada una a su tiempo, como dije antes.


Séptima regla: Satisfacción.


Es decir, estudiar con agrado, deleitándote en lo que aprendan o hagan, sacándole gusto. El gusto por el estudio no se tiene al principio, sino que va llegando poco a poco. Al comenzar siempre surge algún obstáculo: la pereza que hay que superar, actividades más agradables que nos atraen (TV, paseo, etc), dificultad de la materia o de la tarea; pero tienen que tener paciencia, el gusto por el estudio llega más tarde, en forma de premio por el esfuerzo realizado. El buey primero come y traga y después es cuando rumia poco a poco, tumbado en la hierba del prado.

Estas reglas como vengo indicando pueden servir también para cualquier profesional en su trabajo. Es cuestión de sustituir la palabra estudio, por el trabajo o tarea que tenga que realizar.


BIBLIOGRAFÍA:


- Luciani, Albino (1976). Ilustrísimos Señores. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.(1997)

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