El Sr. Ministro de Educación ha llamado a toda la sociedad a colaborar, para llegar a un Pacto educativo en nuestro país, lo cual es de agradecer, a la vez que felicitar al ministro por esta iniciativa tan necesaria. La educación de un país no tiene que girar en torno a una ideología determinada, sino que ha de ser un compendio de la sociedad en general y, sobre todo, ha de procurar para los españoles una instrucción y una educación, acordes con nuestro peso en el mundo y que, a la vez, responda a las necesidades planteadas en el siglo XXI.
Como quiera que por mi calidad de maestro, orientador y profesor que he sido, me encuentro entre los sectores a los que convoca el ministro, quiero hacer una aportación referida a uno de los aspectos que se señalan como ámbito para el pacto: la reducción del abandono y del fracaso escolar en todos los niveles educativos.
Mi experiencia docente, así como la opinión de los verdaderos expertos en Educación en España, me han demostrado que una gran parte del problema citado, tiene su origen en la estructura del Sistema Educativo. Veo muy bien la amplitud de la escolarización obligatoria hasta los dieciséis años, pero no la comprensividad. Los alumnos tienen más o menos los mismos intereses hasta los doce años, a partir de ahí éstos se dispersan entre el estudio y la práctica. Esto se demostró ya con la antigua E.G.B., en la que los problemas de comportamiento comenzaban precisamente en séptimo y octavo, es decir, a partir de los doce años.
Voy a citar un caso, aunque hay más, ocurrido en un Instituto de Cádiz. Resulta que había en la E.S.O. un alumno que era un verdadero martirio para los profesores. A mí concretamente me dijo que él estaba allí obligado. A la vista de esto y, como el alumno reunía los requisitos de edad, recomendé como Orientador que se le pasara a un Programa de Garantía Social (P.G.S.) El giro del alumno fue copernicano pasando de ser un alumno problema a un modélico alumno que se prestó, voluntariamente y sin cobrar, a ayudar en la pintura del instituto durante las vacaciones de verano. ¿Donde está el secreto, preguntarán? Muy sencillo el alumno pasó de aburrirse en clase a pasárselo bien, al cambiar el contenido del curriculum que en el P.G.S. era eminentemente práctico. Por eso, y por no extenderme más, paso ya a proponer una nueva estructura del Sistema Educativo:
· Escuela comprensiva, es decir , contenido iguales para todos hasta los doce años.
· Un Bachillerato de cuatro años desde los doce hasta los dieciséis.
· Una Formación profesional de dos ciclos (Medio y Superior) de doce a dieciséis años. Con posibilidad de pasar del primero al segundo, el que quiera.
· Interrelación entre estas dos vías, de manera que se pueda pasar del Bachillerato a la F.P. y viceversa con las adaptaciones necesarias. Así como desde la F.P a la Universidad.
· Obligatoriedad de estar escolarizado hasta los dieciséis años. De esta forma ningún alumno abandonará el Centro, sin una buena preparación, bien con el título de Bachiller o con el de Técnico de Grado Medio, que es el profesional cualificado que necesita el nuevo modelo productivo, según el Sr. Ministro.
· Descargar al profesorado de tanto papeleo y burocracia, limitándose a exigirle solamente una programación práctica.
En cuanto a los centros donde se cursarían estos niveles, serían los Colegios de Primaria hasta los doce años y los Institutos desde los doce a los dieciséis, con lo que no hay que cambiar la estructura actual de los mismos.
Por supuesto, en cada nivel los alumnos no podrán promocionar de uno a otro curso con más de dos asignaturas suspendidas.
Es posible que a alguien esto le parezca clasista, pero es todo lo contrario, si nos atenemos a las definiciones de Educación que se han dado a lo largo de la Historia de la Educación que, como son muchas, me voy a limitar a transcribir solamente dos: una antigua de Platón y otra moderna de García Hoz.
Para el filósofo griego la educación consistía en: Dotar al cuerpo y al alma de toda la perfección de que son susceptibles.
Para el pedagogo español era: El perfeccionamiento intencional de las facultades específicamente humanas.
Pues bien, nada de esto se consigue con un sistema permisivo que permite pasar de curso sin esfuerzo. Por otra parte como no somos todos iguales, no nos pueden gustar las mismas cosas, por lo que hay que ofrecer a cada uno lo que más se acomode a sus necesidades.
De ahí las dos vía que propongo.
Si el Ministerio encargara una encuesta preguntando a los profesores su opinión sobre el sistema que propongo, es posible que se llevara una gran sorpresa.
miércoles, 17 de junio de 2009
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