lunes, 30 de noviembre de 2009

UNA AUTÉNTICA NAVIDAD

El siguiente artículo va dedicado a las personas a las que, como a mí; que no les gusta la forma en la que se celebran las fiestas navideñas en la actualidad. Fue publicado en dos partes por el Diario VIVA CÁDIZ, en diciembre de 2006.










Olvídate del pavo, del cordero, de los langostinos, del cochinillo, del besugo, y del champan, si quieres vivir una auténtica Navidad. Que la cena de esa noche sea como la de otra noche cualquiera e incluso más frugal, suprimiendo de ella algo de lo que usualmente comes, como por ejemplo el postre o el vino, pero añadiendo simpatía, amor y generosidad con las personas que te rodean, si es que quieres vivir una auténtica Navidad.

No regales a tus seres queridos ningún objeto material, sino regálales cosas que no puedan adquirirse con dinero. No regales joyas, ni perfumes, ni flores, ni juguetes. Porque la mejor joya que puedes regalar a un ser querido es la de tu vida; regálale ese día, vuélcate con él o con ella, ofrécele todas las horas de ese día. Ya que una joya, cualquiera la puede adquirir en cualquier época del año y, a lo mejor, hasta más barata y más a su gusto que la que tú le puedas regalar. Pero un día de tu vida no lo puede comprar ni con todo el oro del mundo, se lo tienes que dar tú, gratuitamente, lo estará recordando todo el año y estará esperando con ilusión la próxima Navidad para ver si nuevamente le regalas otro día de tu vida.

Tampoco le regales ningún ramo de flores, porque la mejor flor que puedes ofrecerle es una cara amable, sonriente y feliz; una cara que exprese cariño, ternura, comprensión o perdón, si hace falta. Tampoco le compres ningún perfume; dale a cambio una palabra amable, échale tu brazo por encima de su hombro, cógelo o cógela con cariño, porque ese es el mejor perfume que le puedes regalar. Y ni la ternura, ni el cariño, ni la comprensión, ni el perdón, ni la palabra amable, ni el brazo por encima, los va a poder comprar en ninguna tienda, ni siquiera en El Corte Inglés a pesar de la cantidad de productos que ofrece. Además un perfume o unas flores lo pueden comprar también en cualquier momento y el perfume se acaba y las flores se marchitan y hay que tirarlas. En cambio el gesto amable, la sonrisa, la comprensión y el perdón los recordará siempre. No los puede comprar, solamente tú generosa y gratuitamente se los puedes dar.

No les regales tampoco a tus hijos ningún juguete y menos de esos que, de tan sofisticados que los hacen, pierden lo que de juguete podrían tener. Porque juguete es todo aquello con lo que un niño o una niña juega, un manojo de llaves, por ejemplo. Y con esas muñecas que lo hacen todo, la niña no puede poner nada de su parte, no puede imaginar nada, porque la muñeca lo hace todo, en suma no puede jugar con ella. La mirará un rato, no mucho, presumirá ante sus amiguitas y acto seguido se olvidará de ella, porque no le sirve para sus juegos. Otro tanto les ocurre a los niños con los coches o aviones que la publicidad les mete por los ojos a través de la llamada caja tonta, que no sé bien porqué la llaman tonta ya que tiene un gran poder de sugestión.

El mejor regalo que le puedes hacer a tu hijo o hija es un poco de tu tiempo, regálaselo. Dile, hoy como es Navidad quiero hacerte un regalo, me voy a olvidar del trabajo, o de la cocina, o de ir al cine, o de salir con los amigos o amigas y me voy a quedar contigo; durante este tiempo, jugaremos a lo que tú quieras, pasearemos juntos, hablaremos, nos reiremos.

Te aseguro que este es el mejor regalo que le puedes hacer a tu hijo o a tu hija. No lo cambiaría por ningún juguete, por muy caro que este sea. Y si no, haz la prueba y pregúntale qué quiere como regalo de Navidad, si ese coche o esa muñeca tan bonitos que anuncian en la televisión, o que papá y mamá se queden contigo todo ese día para jugar, pasear, hablar, reíros juntos, etc. Te llevarás una gran sorpresa.

Y aunque ese día no haya habido pavo, ni langostinos, ni cordero, ni cochinillo, ni champán, ni joyas, ni perfumes, ni ramos de flores, ni juguetes caros, todos recordaréis esa noche con alegría y esperaréis con ilusión la próxima Navidad. Tus hijos preguntarán ¿cuando es otra vez Navidad?

Porque si os fijáis bien la Navidad es el recuerdo del mayor ejemplo de amor, de bondad, de generosidad, y de humildad que se ha dado en el mundo desde que este existe. El que un Dios decidiera dejar su gloria para compartir con los hombres la pobreza, el frío, el calor, el hambre y hasta la muerte, ¡ y qué muerte!, no había ocurrido nunca en el mundo.
Ya es hora de que se vuelva a celebrar la Navidad de forma auténtica, de que nos dejemos de tanto derroche, de tanta jarana, de tantos excesos y sustituyamos todo esto por gestos de amor, de solidaridad, de comprensión, de perdón, en suma de más humanidad, aunque no haya cenas con pavos, ni con cordero, ni con langostinos ni con champán., ni árboles llenos de regalos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

LA EVALUACIÓN SERENDÍPITICA





Las leyes educativas dicen que el profesorado ha de evaluar además de los aprendizajes de los alumnos, los procesos de aprendizaje y su propia práctica docente. Han de evaluar también el proyecto curricular emprendido, la programación docente y el desarrollo del currículum en relación con su adecuación a las características y necesidades del alumnado. Todo esto que la ley señala como preceptivo para la evaluación, tiene que haber sido planificado de antemano por el profesorado, es decir, que en la evaluación se sale a buscar algo conocido. Sin embargo después de un proceso evaluador pueden aparecer cosas que al profesor o profesora ni siquiera se le habían pasado por la cabeza, no ya buscar, sino planificar, porque ¿qué docente es tan inconsciente que, como uno de los objetivos de su programación incluya el que los alumnos y alumnas le tomen aversión a su asignatura o al colegio?. Es como si una empresa comercial se propusiera que los clientes le tomaran antipatía a sus productos, tendría que cerrar al poco tiempo. Si embargo todos sabemos que muchos alumnos y alumnas aborrecen determinadas materias o no quieren ir al colegio ni a tiros. (A todos nos ha ocurrido alguna vez) Este es un ejemplo de las muchas cosas que, sin haberlas programado previamente pueden aparecer después de un proceso de evaluación.

La Serendipity es más que una técnica, una actitud de búsqueda de lo inesperado. Este término es muy frecuente encontrarlo en los libros que hablen de creatividad. Marín Ibáñez (1991: 269), nos cuenta que fue creado por un escritor inglés del siglo XVIII llamado Horace Walpole. Este escritor narra la leyenda de tres príncipes del reino de Serendip (hoy Sri-Lanka) que salieron en busca de unos fabulosos tesoros. Los príncipes no encontraron los tesoros, pero sí otras cosas valiosas que, aunque no estaba en su programa buscar, las recogieron y, cuando ya lo daban todo por perdido.
La Serendipity es, pues, una actitud receptiva a lo inesperado, a las cosas no programadas, que se pueden encontrar en cualquier actividad de la vida.

En la evaluación educativa el profesor sale a buscar:

. Unos aprendizajes de los alumnos
. Los factores que interviene en el proceso
de aprendizaje
. El comportamiento de los elementos de su programación
. Su propia actuación docente.

Todo esto lo tenía previsto antes de comenzar el proceso; se había marcado unos objetivos, había diseñado una metodología, seleccionado unos recursos, previsto un tiempo, etc, pero se puede encontrar con cosas que, como la que hemos señalado más arriba, no se había propuesto buscar. Esto nos lleva a proponer que el profesor/a además de lo prescrito en las leyes, tenga también en cuenta los efectos no planificados de antemano, pero que pueden aparecer después de la evaluación.

E.I.Sawin(1971) los llama efectos no planeados y " Comprenden las consecuencias no previstas, los efectos marginales, el aprendizaje concomitante o incidental y los efectos secundarios o extensivos de los objetivos a alcanzar; en general cualquier resultado importante no establecido o directamente implicado en los fines educacionales del maestro o de la escuela".

Por eso es importante que el profesorado salga preparado para buscar, no solamente lo que había programado, sino cosas como la ya señalada, o que los alumnos manifiesten un pensamiento convergente, o que no tengan espíritu crítico u otras que puedan influir en la personalidad del alumnado y que no las habían planificado. No solamente tienen que ser aspectos negativos, se pueden descubrir también alumnos con una capacidad intelectual superior a la media o altamente creativos, que ni lo uno ni lo otro se iba buscando al plantear la evaluación ni al elaborar la programación.

Es importante, entonces, imitar a los príncipes de Serendip y no rechazar estas cosas, con el argumento de que no se iban buscando. A esto es a lo que llamo Evaluación Serendípítica y para realizarla es necesario estar abierto a lo inesperado, a lo no programado previamente, actuando de la siguiente forma:

. Si lo imprevisto es contrario a los objetivos, éstos pueden ser útiles a la hora de descubrirlo.

Pero hay otros efectos, no previstos, que no son contrarios a los objetivos en cuyo caso hay que recurrir a alguna de las siguiente fuentes:

* Entrevistas con los alumnos y alumnas para averiguar lo que ellos y ellas creen que están aprendiendo.

* Observación sistemática de la clase tratando de anotar los comentarios que espontáneamente hacen los alumnos/as en sus discusiones o a la hora de explicar el tema. Puede resultar de mucha utilidad grabar la clase en una cinta de casete y escucharla después.

* Intentar descubrir lo que las teorías del aprendizaje dicen sobre los resultados que pueden producir determinados tipos de actividades.

* El estudio de las redacciones y otros trabajos del alumnado.

* Listas de control, cuestionarios y en general los mismos instrumentos que se utilizan para evaluar lo programado.
No cabe duda que haciendo una evaluación Serendípitica resolveremos muchos problemas de aprendizaje y mejoraremos nuestra propia práctica docente.

Este concepto se me ocurrió para aplicarlo a la práctica escolar, pero no cabe duda que, mutatis mutandis, se puede aplicar a cualquier actividad de la vida: una empresa comercial, un hospital o a las actividades propias de un amo o ama de casa.

Para saber más:

- Casas Carbajo, J. La evaluación Serendípitica. Revista Andalucía Educativa, marzo de 1999.
- Marín Ibáñez, R y De la Torre, S. (1991). Manual de la Creatividad. Barcelona: Vicens Vives.
- Sawin, E.I.(1971). Técnicas Básicas de Evaluación. Madrid: Editorial Magisterio Español.















lunes, 2 de noviembre de 2009

EL ESTADO DE CORRUPCIÓN



Muchos comentaristas dedicaron ayer sus columnas en los distintos periódicos, a la situación de corrupción por la que está atravesando España. Corrupción que afecta a políticos de distintos partidos entre ellos a los de los dos mayoritarios, es decir, PP y PSOE. Hay un diario que en su portada publica un mapa de España señalando las localidades en las que se han dado casos de ella y da pena verlo. He contado 34 de éstas distribuidas entre la península y los archipiélagos. Son muy pocas las Comunidades Autónomas que se salvan de tener algún caso. Esto no puede seguir así, porque de hacerlo nos cargamos la Democracia que con tanto esfuerzo y generosidad se consiguió en la Transición, como ya he comentado en otras ocasiones.
Si se tratara de algún caso aislado, la solución sería fácil, simplemente con cortar en seco el foco de corrupción el problema terminaría, pero no, como acabo de decir, se extiende por todo el territorio nacional y entre personas de distintos partidos políticos, entre ellos de los dos grandes. Y son precisamente éstos los que se tienen que mojar y resolver la situación de forma tajante. Es necesario, pues, un pacto entre los dos partidos mayoritarios.
José Mª. Carrascal es uno de los columnistas que se refieren a ella y en su columna en ABC, del día uno de noviembre, dice al final del artículo que la solución es muy simple, basta con reformar la financiación de los partidos y de los ayuntamientos.
Pero como esta reforma la tienen que hacer los políticos, pienso que es imprescindible que los dos grandes lleguen a un pacto que les permita imitar a Ramiro II el Monje y corten las cabezas (en sentido figurado, se entiende) de los sinvergüenzas que nos han estado robando a todos los españoles y manchando el buen nombre del resto de sus compañeros para enriquecerse ellos.
Y como yo sostengo que la Filosofía sirve para resolver situaciones de la vida diaria, sugiero a los responsables de los principales partidos políticos, que se fijen en Platón, no para hacer un Estado, exactamente igual al que el propone en su obra La República, sino para vigilar bien las propiedades de los políticos, exigiendo con seriedad una declaración de bienes al comenzar su mandato ya sea éste como Alcalde, Concejal, Diputado o Ministro. Y comprobar con el mismo rigor los que tiene cuando abandone el cargo, que no deben variar mucho. El político tiene su sueldo y se presenta al cargo de forma voluntaria para servir al pueblo, no para hacerse rico. Si quiere esto último que monte un negocio, pero que no se dedique entonces a la política.
Platón decía que los gobernantes y los guardianes no podían tener propiedades privadas. Éstas estaban reservadas únicamente al pueblo. De esta forma se evitaba la corrupción en el Estado. Decía también el filósofo griego que para que todos los estamentos puedan convivir de forma pacífica en el Estado debe reinar la justicia que no es otra cosa que cada uno cumpla con su obligación, así de simple. Y es que para resolver los problemas no hacen falta complicaciones rebuscadas que solamente consiguen enmarañar más las cosas, sino imitar también a Occam que, entre otras cosas decía: Entia no sunt multiplicanda praeter necessitatem ( no hay que multiplicar los entes sin necesidad) y Pluralitas non est ponenda sine necessitate ( no hay que admitir la pluralidad sin necesidad). Es decir, no complicar las cosas sino ir directamente al grano.
Pues que mutatis mutandis, hagan eso los señores Rodríguez Zapatero y Rajoy Brey. Y si no saben o no quieren que dejen a los que sepan y quieran que lo hagan, porque no se puede permitir que políticos corruptos se carguen el Estado Democrático que disfrutamos.

En mi libro Facilosofía (Edición revisada y ampliada de Ediciones Absalon) puede encontrar el lector interesado más información sobre las Teorías de Platón y de Guillermo de Occam, así como las aplicaciones prácticas de las mismas a la vida diaria.

domingo, 1 de noviembre de 2009

ENSEÑANZA OBLIGATORIA


El Sr. Ministro de Educación viene reclamando un consenso sobre la misma, tal como se puede ver en mi artículo Gran Pacto Educativo publicado en este mismo blog el día 17 de junio de 2009, pacto que considero no solamente necesario, sino también prioritario, debido al lamentable estado por el que atraviesa la educación en España.
Precisamente esta situación es la que mueve al ministro a reclamar dicho pacto.
Hace unos días el Sr. Gabilondo se ha vuelto a manifestar sobre el tema y, en unas declaraciones a Radio Nacional de España, “ esbozó” la posibilidad de ampliar la obligatoriedad de la enseñanza hasta los dieciocho años. Y esto es precisamente lo que quiero comentar, recogiendo la invitación al debate que el ministro propone sobre nuestro Sistema Educativo (S.E.) al que considera “ demasiado rígido y no transversal”.
En primer lugar agradezco esta disposición a debatir de una forma amplia y participativa sobre el S.E., debate que espero sea rico y desemboque en una nueva organización del mismo, elaborada y acordada por consenso.
En lo referente a la ampliación de la obligatoriedad dos años más, no tengo nada en contra de ella, en otros países se hace ya, pero siempre y cuando se refiera a la obligatoriedad de asistir a los centros educativos, no a la comprensividad. Como este comentario va dirigido no a especialistas en educación solamente, sino a cualquier persona que acceda al blog, quiero explicar, lo más claro y breve posible en qué consiste esto de la comprensividad.
La Escuela Comprensiva (E.C), surgió en Inglaterra por la Ley de Educación de 1944 y consiste en acoger a todo tipo de alumnos sin discriminación de raza, credo, ideología, clase social o sexo e impartiendo una educación común, aún admitiendo las características personales de cada uno. Y aquí encontramos el primer error: identificar educación con instrucción. La primera se refiere a la adquisición de valores que sí debe ser común, ya que estos afectan a toda la sociedad. Es decir, todos tenemos que respetar a los demás; todos tenemos que velar por el cuidado y limpieza de nuestros pueblos y ciudades; todos tenemos que respetar a las personas mayores, a los padres y a las autoridades y tenemos que valorar el esfuerzo y respetar las normas, por citar solamente los más elementales. La segunda hace referencia a la adquisición de conocimientos y aquí ya no todos son iguales. No hay que confundir igualdad con derechos, pues haciéndolo caemos en el igualitarismo que no es bueno para nadie.
Todos los alumnos tienen derecho a recibir conocimientos pero, no todos son iguales. Alguien dijo que todos son iguales y todos diferentes. Y tenía toda la razón porque cada uno tiene unos intereses, una motivación y unas capacidades distintas que deben ser respetadas para que ejerza, precisamente, ese derecho que tiene a ser educado e instruido.
Si, a partir de cierta edad, se intenta que todos los alumnos adquieran los mismos conocimientos, el sistema fracasa. Esto fue lo que ocurrió con la E:G:B. y con la E.S.O., porque, a partir de los doce años, los intereses de los alumnos son diferentes. No a todos les gusta estudiar y es un error obligarles a ello. No hablo solamente desde mi formación pedagógica sino, sobre todo, desde mi experiencia en las aulas. Desde la primera constato el fracaso de la comprensividad en los países en los que se estableció hasta esa edad antes que en España, y cualquier persona puede comprobar esto consultando cualquier libro de Pedagogía Comparada. En la práctica docente, he conocido alumnos de la E.S.O. que eran un verdadero martirio para los profesores, alumnos a los que se tenía que sancionar privándoles de la asistencia al centro con mucha frecuencia. Pues bien, cuando a estos se les encauzó a un Programa de Garantía Social ( ahora tiene otro nombre, pero es lo mismo) en los que la mayor parte de la actividad estaba dedicada a la práctica y la teoría se limitaba estrictamente a la que necesitaban para efectuar la primera, estos muchachos se convirtieron en alumnos modelos, hasta tal punto que los vi ayudando en las tareas de pintura del Instituto durante las vacaciones y solicitado por ellos, sin que nadie se lo hubiera pedido. Su problema no es que fueran malos ni rebeldes, sino que se aburrían en clase porque lo que allí se decía era chino para ellos. Imagínense que a cualquiera de nosotros nos obligaran a estar seis horas diarias escuchando a varios señores y señoras que sólo hablasen chino. A la tercera hora como máximo estábamos ya tirándonos papelitos unos a otros.
Pues bien, no me parece mal que se amplíe la edad de escolarización obligatoria que en España, primero llegaba hasta los diez años, después hasta los catorce, con la LOGSE llegó hasta los dieciséis y con la propuesta del ministro llegaría hasta los dieciocho, pero, eso sí, solamente la obligatoriedad de asistencia a un centro educativo, el que sea, pero que no afecte a los conocimientos para lo cual vuelvo a proponer un S.E. que mantenga la comprensividad hasta los doce años y que se imparta en la Escuela Primaria. Después un buen Bachillerato de cuatro años (el ministro ya habla de tres) y una buena Formación Profesional también de cuatro años distribuida en dos ciclos diferenciados, pero no cerrados. Es decir que permita que el alumno que termine el primero, pueda pasar al segundo de la misma especialidad de forma automática. Todo esto con la transversalidad que reclama el ministro, es decir, que se pueda pasar de un nivel a otro con la mínima adaptación posible. De esta forma un alumno que, por ejemplo en segundo de Bachillerato compruebe que ha equivocado el camino, pueda matricularse en la Formación Profesional con las adaptaciones y convalidaciones pertinentes que serán mayores o menores, en función del curso en el que se realice el cambio y lo mismo para el que elija la Formación Profesional.
La propuesta del ministro supondría aumentar en dos años estos niveles, es decir, que tendrían seis años de duración cada uno. El Bachillerarto ya lo tuvo y la F.P. duraba cinco en total para el que la terminara completa. El hecho de ser obligatorios, supondría un gran avance social, pues elevaría el nivel cultural de los españoles (y españolas), siempre que fuera sin comprensividad, como ya he señalado. Está claro que sería más costoso, pero sin entrar en la cuestión económica, pienso, no obstante, que si se hiciera una buena distribución del presupuesto que ahora mismo se destina a la educación, eliminando muchas cosas inútiles y otras que no sirven para casi nada, pero que son muy costosas, y se gastase en lo verdaderamente necesario, es posible que con él mismo dinero se podrían costear los dos años añadidos.