viernes, 3 de julio de 2009

PRECAUCIÓN AL VOLANTE

Estamos en época de vacaciones, en la que muchas personas salen de su lugar habitual de residencia para pasar unos días de asueto. Hoy, precisamente, comienza la primera Operación Salida de las que organiza la Dirección General de Tráfico para concienciar a los conductores de que tengan prudencia a la hora de utilizar sus vehículos para, así, evitar accidentes y que los días de vacaciones que, en principio, se presentan como días alegres y tranquilos no se conviertan en desgraciados para toda la vida. La mejor forma de evitar accidentes es cumplir las normas de Tráfico. Y aquí la Filosofía nos puede resultar de mucha ayuda. Veamos como.


Heráclito, habló de una ley que regulaba la lucha entre los elementos, a la que llamó Logos. Pues bien, donde quiera que vayamos siempre existirán unas normas que regulen nuestras acciones. En el caso que nos ocupa, las normas antes citadas de Tráfico. Y así como para este filósofo era necesario respetar esa ley para que las cosas funcionen bien, los conductores deben, conocer y respetar las citadas normas, para lo que en principio se le presenta como un placer, no se convierta en una desgracia para el resto de su vida.


Sócrates, estaba en la cárcel esperando que le llevaran la cicuta a la que había sido condenado a beber, y sus amigos le prepararon una fuga segura que le libraría de la muerte. Pues bien, el filósofo rechazó la oferta porque decía que era más importante respetar la ley que su propia vida. Sin llegar a esos extremos, este filósofo nos puede servir de modelo a imitar en relación con las normas de Tráfico. Si hay una limitación de velocidad, no es por capricho, sino para evitar una accidente, a uno mismo y a los demás. Si está prohibido conducir habiendo ingerido alcohol, hay que respetarlo, por el bien nuestro y para evitar algún accidente a otras personas que van tranquilamente y cumpliendo lo establecido. Acordémonos pues de este filósofo a la hora de ponernos al volante de nuestros coches.


Kant, hablaba de moral autónoma y de moral heterónoma. La primera consiste en respetar la ley por convicción, sin necesidad de coacción externa alguna. En la segunda el respeto a la ley viene condicionado por la sanción que lleva aparejada el no cumplirla.
La verdaderamente humana es la primera, actuando así como seres libres. Pero, aunque solo sea por evitar la sanción, es conveniente cumplir las normas.

He citado estos tres filósofos por la claridad con la que exponen el respeto a las leyes. Podría haber citado más, pero no quiero extenderme demasiado para no cansar al posible lector.

Un lector me dijo un día que desde que leyó mi libro Facilosofía, no se había vuelto a saltar ningún semáforo. Le había impresionado el profundo respeto que Sócrates tenía a las leyes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario