sábado, 7 de noviembre de 2009

LA EVALUACIÓN SERENDÍPITICA





Las leyes educativas dicen que el profesorado ha de evaluar además de los aprendizajes de los alumnos, los procesos de aprendizaje y su propia práctica docente. Han de evaluar también el proyecto curricular emprendido, la programación docente y el desarrollo del currículum en relación con su adecuación a las características y necesidades del alumnado. Todo esto que la ley señala como preceptivo para la evaluación, tiene que haber sido planificado de antemano por el profesorado, es decir, que en la evaluación se sale a buscar algo conocido. Sin embargo después de un proceso evaluador pueden aparecer cosas que al profesor o profesora ni siquiera se le habían pasado por la cabeza, no ya buscar, sino planificar, porque ¿qué docente es tan inconsciente que, como uno de los objetivos de su programación incluya el que los alumnos y alumnas le tomen aversión a su asignatura o al colegio?. Es como si una empresa comercial se propusiera que los clientes le tomaran antipatía a sus productos, tendría que cerrar al poco tiempo. Si embargo todos sabemos que muchos alumnos y alumnas aborrecen determinadas materias o no quieren ir al colegio ni a tiros. (A todos nos ha ocurrido alguna vez) Este es un ejemplo de las muchas cosas que, sin haberlas programado previamente pueden aparecer después de un proceso de evaluación.

La Serendipity es más que una técnica, una actitud de búsqueda de lo inesperado. Este término es muy frecuente encontrarlo en los libros que hablen de creatividad. Marín Ibáñez (1991: 269), nos cuenta que fue creado por un escritor inglés del siglo XVIII llamado Horace Walpole. Este escritor narra la leyenda de tres príncipes del reino de Serendip (hoy Sri-Lanka) que salieron en busca de unos fabulosos tesoros. Los príncipes no encontraron los tesoros, pero sí otras cosas valiosas que, aunque no estaba en su programa buscar, las recogieron y, cuando ya lo daban todo por perdido.
La Serendipity es, pues, una actitud receptiva a lo inesperado, a las cosas no programadas, que se pueden encontrar en cualquier actividad de la vida.

En la evaluación educativa el profesor sale a buscar:

. Unos aprendizajes de los alumnos
. Los factores que interviene en el proceso
de aprendizaje
. El comportamiento de los elementos de su programación
. Su propia actuación docente.

Todo esto lo tenía previsto antes de comenzar el proceso; se había marcado unos objetivos, había diseñado una metodología, seleccionado unos recursos, previsto un tiempo, etc, pero se puede encontrar con cosas que, como la que hemos señalado más arriba, no se había propuesto buscar. Esto nos lleva a proponer que el profesor/a además de lo prescrito en las leyes, tenga también en cuenta los efectos no planificados de antemano, pero que pueden aparecer después de la evaluación.

E.I.Sawin(1971) los llama efectos no planeados y " Comprenden las consecuencias no previstas, los efectos marginales, el aprendizaje concomitante o incidental y los efectos secundarios o extensivos de los objetivos a alcanzar; en general cualquier resultado importante no establecido o directamente implicado en los fines educacionales del maestro o de la escuela".

Por eso es importante que el profesorado salga preparado para buscar, no solamente lo que había programado, sino cosas como la ya señalada, o que los alumnos manifiesten un pensamiento convergente, o que no tengan espíritu crítico u otras que puedan influir en la personalidad del alumnado y que no las habían planificado. No solamente tienen que ser aspectos negativos, se pueden descubrir también alumnos con una capacidad intelectual superior a la media o altamente creativos, que ni lo uno ni lo otro se iba buscando al plantear la evaluación ni al elaborar la programación.

Es importante, entonces, imitar a los príncipes de Serendip y no rechazar estas cosas, con el argumento de que no se iban buscando. A esto es a lo que llamo Evaluación Serendípítica y para realizarla es necesario estar abierto a lo inesperado, a lo no programado previamente, actuando de la siguiente forma:

. Si lo imprevisto es contrario a los objetivos, éstos pueden ser útiles a la hora de descubrirlo.

Pero hay otros efectos, no previstos, que no son contrarios a los objetivos en cuyo caso hay que recurrir a alguna de las siguiente fuentes:

* Entrevistas con los alumnos y alumnas para averiguar lo que ellos y ellas creen que están aprendiendo.

* Observación sistemática de la clase tratando de anotar los comentarios que espontáneamente hacen los alumnos/as en sus discusiones o a la hora de explicar el tema. Puede resultar de mucha utilidad grabar la clase en una cinta de casete y escucharla después.

* Intentar descubrir lo que las teorías del aprendizaje dicen sobre los resultados que pueden producir determinados tipos de actividades.

* El estudio de las redacciones y otros trabajos del alumnado.

* Listas de control, cuestionarios y en general los mismos instrumentos que se utilizan para evaluar lo programado.
No cabe duda que haciendo una evaluación Serendípitica resolveremos muchos problemas de aprendizaje y mejoraremos nuestra propia práctica docente.

Este concepto se me ocurrió para aplicarlo a la práctica escolar, pero no cabe duda que, mutatis mutandis, se puede aplicar a cualquier actividad de la vida: una empresa comercial, un hospital o a las actividades propias de un amo o ama de casa.

Para saber más:

- Casas Carbajo, J. La evaluación Serendípitica. Revista Andalucía Educativa, marzo de 1999.
- Marín Ibáñez, R y De la Torre, S. (1991). Manual de la Creatividad. Barcelona: Vicens Vives.
- Sawin, E.I.(1971). Técnicas Básicas de Evaluación. Madrid: Editorial Magisterio Español.















3 comentarios:

  1. Me parece muy oportuno que se haga así la evaluación. No conocía el concepto, pero lo veo muy acertado.

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  2. Un encuentro serendipítico con su blog, gracias

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