En los últimos años se viene dando, sobre todo por parte de los políticos, una adulteración del lenguaje para disfrazar la realidad, pensando, ingenuamente, que de esa forma no existen los problemas. Por ejemplo se han dado en llamar a las pérdidas, crecimiento negativo y conjunto de acreedores, a las suspensiones de pago de las empresas. Pero a pesar de esto las pérdidas siguen siendo pérdidas y los acreedores de una empresa en estas circunstancias se quedan sin cobrar. Porqué se hace, ¿por hacer más agradable la realidad, o porque de esta forma mucha gente no se entera de que existen estos problemas? He puesto estos dos ejemplos por ser los más frecuentes, pero haya muchos más.
Hace unos días con motivo de la celebración en Madrid de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), se han utilizado términos de forma incorrecta, es decir llamando a las cosas por lo que no son. Me refiero a los siguientes: laico, clérigo, ateo, agnóstico, estado laico y otros relacionados con la religión. Veamos entonces qué conceptos representan estos términos y el lector comprobará su mala utilización que, en este caso, me inclino a pensar que es por ignorancia de los que los han utilizado.
· Clérigo, es la persona que ha recibido órdenes sagradas o ha hecho algún voto en una orden religiosa, es decir, un sacerdote, una monja o un fraile son clérigos.
· Laico, el que no es clérigo. Yo que soy católico y creyente soy laico; pero otra persona no creyente también lo es.
· Ateo, es la persona que niega la existencia de Dios o de cualquier Ser Superior.
· Agnóstico, es el que niega la posibilidad del conocimiento de Dios. No niega su existencia, sino la capacidad de la razón humana para conocerla.
· Creyente, es la persona que cree algo. En el caso de la religión la que cree en un Ser Supremo.
· Estado laico (también llamado aconfesional), es aquel que es independiente de cualquier credo religioso, aunque admita la libertad de culto. En nuestro mundo occidental todos los estados, salvo el Vaticano son laicos.
· Laicismo, es una doctrina que no admite ninguna influencia religiosa o clerical.
· Estado confesional, el que depende de algún credo religioso o poder eclesiástico. En el caso del Vaticano, el Católico y en el caso de muchos estados árabes el Islám.
Queda por tanto claro que los que han atacado e insultado a los peregrinos de la JMJ, no son laicos o, al menos, han usurpado para ellos esa condición, que no es suya sólo, sino que la tenemos muchos millones de personas, que no queremos que nos identifiquen con ellos. Deberían denominarse ateos. Por cierto, los peregrinos franceses han denunciado al gobierno español, por el trato vejatorio que de estas personas recibieron.
Espero que este artículo sea leído por estas personas y comiencen a llamarse por su nombre. Claro que puede que muchos ateos se lo recriminen, porque el hecho de serlo no implica necesariamente la falta de respeto hacia los demás. Estas personas tienen otro nombre que la riqueza del castellano permitirá a cada lector asignárselo. Y ¡por favor! Volvamos a utilizar el lenguaje adecuadamente, llamando a las cosas por su nombre y evitando cualquier eufemismo para disfrazar la realidad o engañar al público con verdades a medias que son las peores mentiras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario