sábado, 29 de agosto de 2009

INJUSTICIAS SOCIALES

Hace unos días he visto en televisión un reportaje sobre hoteles lujosos, en el que hablaban de uno que contaba con habitaciones, también de lujo, para perros. Estas habitaciones disponían de todas las comodidades que uno se pueda imaginar; incluso el hotel disponía de una persona para sacar a pasear al perrito. Mientras lo veía, me acordaba de la cantidad de niños y personas que no tienen un techo donde cobijarse, y no hay que salir fuera de España para verlo, en cualquiera de nuestras ciudades y pueblos nos encontramos con frecuencia casos de estos. No estoy en contra de los animales, ni mucho menos, pero todo debe tener un límite y considero una injusticia que existan personas que se gastan el dinero para que un animal viva mucho mejor que muchas personas. Y luego, a lo mejor, están en contra del aborto, que me parece muy bien; yo también lo estoy. Pero ¿no sería mejor que adoptaran un niño o cobijasen en sus casas a estas personas que no tienen un techo? Porque seguramente algunas son hasta conocidas, si no familiares, y, por supuesto gente de fiar. Este reportaje y esta situación me han inspirado el siguiente poema.


CONTRASTES


Por techo el cielo estrellado,
y por lecho el frío césped,
en un parque desolado,
dormían por falta de huesped.

Una muy liviana manta,
que casi se transparenta,
es toda la vestimenta,
de una familia de humanos.

Unos pasos adelante,
sobre un banco de madera,
dormía otro caminante,
al lado de sus hermanos.

De una casa colindante,
salía un hombre con su can,
y una actitud exultante,
se notaba en su ademán.

Pasó ante aquellos humanos,
rebosante de alegría,
y, un niño que pan pedía,
lloraba junto a su hermano.

Yo que presencié la escena,
no me pude dominar,
mirando al hombre con pena,
díjele con sentimiento,
¡no deje a este niño hambriento,
para que coma su can!

LA HUMANIDAD CAMBIA POCO

Una amiga me envía, en un correo electrónico, el texto que reproduzco más abajo y que demuestra que la humanidad ha cambiado muy poco. En lo referente al comportamiento nuestros jóvenes se manifiestan igual que los de hace miles de años. Esto demuestra el poco avance que nuestra especie ha experimentado, en lo que a respeto y educación se refiere. Hemos avanzado mucho en medicina y en tecnología; tenemos fármacos que curan casi todas las enfermedades; aparatos que nos hacen la vida más fácil y agradable; mejores medios de comunicación, tanto espaciales como informativos, pero en lo referente al respeto y a la educación nos comportamos igual que nuestros antepasados milenarios, con las diferencias que marcan las costumbres de cada época. Esto es algo que debería hacernos reflexionar; sobre todo a los responsables de organizar la Educación, ya que nunca se han invertido tantos medios personales y económicos en ella y, sin embargo, a tenor de las frases siguientes, esta cantidad de medios, no parece que sirva de mucho, salvo para mantener guarderías de niños y jóvenes muy costosas, en los que unos y otros pasen muchas horas del día. Por supuesto que hay excepciones, pero ¿dónde? Esta pregunta la dejo para que cada lector reflexione y la conteste de acuerdo con su experiencia personal.




" El Médico de Familia inglés, Ronald Gibson, comenzó una conferencia sobre conflicto generacional, citando cuatro frases:
1) "Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos."
2) "Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país, si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible."
3) "Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos."
4) "Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura."
Después de enunciar las cuatro citas, el Doctor Gibson, observaba como gran parte de la concurrencia aprobaba cada una de las frases. Aguardó unos instantes a que se acallaran los murmullos de la gente comentando lo expresado y entonces reveló el origen de las frases, diciendo:
La primera frase es de Sócrates (470 - 399 A .C.). La segunda es de Hesíodo (720 A .C.). La tercera es de un sacerdote (2.000 A .C.). La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia.
Y ante la perplejidad de los asistentes, concluyó diciéndoles: Señoras madres y señores padres de familia:
¡RELÁJENSE, QUE LA COSA SIEMPRE HA SIDO ASÍ...! "


viernes, 7 de agosto de 2009

LA HIPÓTESIS FANTÁSTICA



Siguiendo con la serie de actividades para el fomento de la Creatividad que comenzamos con la Analogía Inusual, presento hoy la Hipótesis Fantástica.
Esta técnica como explico en mi libro Aprende y Enseña Jugando de Ediciones Absalon, consiste en presentar a los alumnos una pregunta sobre algo fabuloso, algo que sea muy difícil que ocurra, o como la utilizan los investigadores, sobre un problema real al que hay que buscar una solución.
Es muy fácil de llevar a la práctica, solamente se le pide a los alumnos que escriban cada uno las soluciones que se le ocurran con total libertad, aunque les parezcan disparatadas. Una vez hecho esto, se realiza la puesta en común escribiendo en la pizarra las soluciones dadas, eliminado las repetidas si las hay. Después se tiene un debate con ellos sobre cuál de las soluciones dadas, puede resultar más eficaz o aportar algo nuevo.
A continuación expongo la que presento en mi libro citado, que realicé con un grupo de alumnos de Diversificación (cinco en total) en el Instituto San. Severiano de Cádiz, durante el curso 20001/02.
La hipótesis que se les planteó fue la siguiente:
“¿ Qué ocurriría si los terroristas destruyeran todos los pozos de petróleo que hay en el mundo?”
Y las contestaciones seleccionadas fueron éstas:
· Que habría una catástrofe.
· Que habría guerra entre todos los países.
· Que habría que buscar o inventar algo por el estilo.
· Nos quedaríamos sin electricidad.
· Al quedarnos sin electricidad no tendríamos agua potable.
· Viviríamos como en la Edad Media.
· Que la energía del mundo desaparecería y la vida volvería a la época antigua.
· Los coches serían inservibles ya que no tendrían combustible.
La hipótesis sobre la que habría que trabajar sería la de buscar o inventar algo que sustituya al petróleo, tal como la energía solar, la eólica, aprovechar la fuerza del mar para obtener energía, utilizar nuevamente el carbón, volver a la máquina de vapor o la energía nuclear. Esto dio pie a un intenso debate en el que los alumnos expusieron sus ideas, a la vez que se desarrolló la Creatividad. Pero no solamente se consigue esto último, sino que se trataron temas de Historia, de Ciencias Naturales e incluso de Matemáticas, y sobre todo se trabajó intensamente el Lenguaje.
Con esta hipótesis no se obtuvieron muchas posibles soluciones, al ser solamente cinco alumnos, pero en un aula normal se pueden obtener alrededor de cuarenta, como se puede comprobar en mi libro La Creatividad en la Educación Infantil, Primaria y Secundaria, de la Editorial EOS.


¡POBRES FUMADORES!



Vaya por delante que reconozco el perjuicio que el tabaco puede producir a la salud y que estoy de acuerdo con las campañas que, en su contra, hacen las autoridades, tanto políticas como sanitarias, pero de ahí a la persecución que la actual legislación hace, va mucha distancia. Aparte de que se ve una falta de coherencia y una gran hipocresía. Me explico.
Una falta de coherencia porque se persigue al fumador, pero se propicia directa o solapadamente en la juventud e incluso en niños en plena pubertad, el consumo de alcohol y otras sustancias peores aún que el tabaco.
Hipocresía porque se persigue al fumador adulto que es el que puede frecuentar bares, cafeterías y lugares de trabajo, que es donde se han endurecido las medidas contra el tabaco, no permitiendo fumar en ninguno de ellos, al menos eso es lo que he visto en la prensa.
Que el tabaco es malo, por supuesto, pero más lo es el alcohol, sobre todo en los niños y jóvenes que están en pleno desarrollo de su organismo. Y mucho más el hachís, la cocaína, esas pastillas de diseño tan frecuente en las reuniones de jóvenes y demás drogas que, inexplicablemente, sí está permitido su consumo en cualquier sitio. ¿No es esto incoherente?
Por otra parte, el tabaco puede dejarse, sin que la persona sufra ningún trauma ni tenga que someterse a ningún tratamiento, ni gastarse dinero para ello. Esto último lo puedo atestiguar por mí mismo. Hace casi treinta y dos años que, voluntariamente, dejé de fumar, y todo ello sin gastar nada de dinero ni en psicólogos, ni en farmacias, ni en chucherías ni en ningún sustitutivo para engañar el mono, que sí lo tenía, pero que con fuerza de voluntad y con la ayuda de Dios, logré vencer y, además, sin poner un gramo de peso. En su lugar bebía mucha agua y siempre que podía paseaba o hacía algún ejercicio físico, además, como refuerzo se me ocurrió guardar en un sobre el dinero que me costaban el paquete y medio de Winston que más o menos me fumaba al día. Cuando me di cuenta había en el sobre un dinerito curioso, con el que me permití algún que otro capricho
Para dejar el tabaco solamente se requiere una cosa, querer dejarlo y no volverse atrás en esa decisión. ¿Por qué las personas que lo intentan suelen engordar? Muy sencillo, la ansiedad que produce su falta, lo que coloquialmente se llama el mono, es una sensación parecida al hambre, por lo que la persona que está en proceso de dejarlo, recurre a la comida, a caramelos, a frutos secos, o a cualquier otra golosina. Esto se puede evitar con facilidad mediante un razonamiento sencillo: A esta hora yo nunca he comido; esto que tengo no es hambre, sino ganas de fumar y como no quiero hacerlo, ni como ni fumo. Alguien dirá, y con razón, que esto es muy fácil decirlo, pero no tan fácil hacerlo. Nadie ha dicho que sea fácil, pero el que suscribe lo hizo y si yo lo he hecho, otra persona cualquiera lo puede hacer. Ya dijo San Agustín que lo que hace un hombre, otro hombre cualquiera lo puede hacer (cf. Facilosofía 2008). Al decir hombre me refiero al ser humano en sus dos géneros.
Lo que pretendo contando esta experiencia personal, es que el tabaco, por supuesto, peligroso para la salud, se puede dejar con facilidad y un poco de fuerza de voluntad. No ocurre lo mismo con el resto de drogas que circulan entre los jóvenes y no tan jóvenes, y que sin embargo, está permitido su consumo. De estas, si se sale, es con mucho esfuerzo y mucho gasto económico, además de los disgustos y problemas familiares que ocasionan. Nadie ha robado ni matado por conseguir tabaco, ni se ha deshecho ninguna familia porque alguno de sus miembros fumen. Por eso esta campaña tan dura contra los fumadores me parece excesiva.
Vuelvo a reiterar que apruebo y apoyo las campañas que las autoridades hagan para que la gente deje de fumar, pero solamente a título informativo y dejando a la persona que decida libremente. Esa dureza que se traslade al resto de drogas citadas que tanto daño han hecho y hacen en nuestra sociedad.
Espero que estas reflexiones sirvan para que se realicen campañas más acordes con la realidad, y para que alguna persona fumadora, se anime a dejar el vicio.

martes, 4 de agosto de 2009

JUVENTUD CONFLICTIVA


El Profesor y colega José Antonio Marina, ha publicado un interesante artículo sobre la juventud actual, en la Tercera de ABC del pasado domingo dos de agosto, en el que invita a
“ una reflexión serena y prolongada. Y a la acción”, la cual me lleva a exponer algunas reflexiones sobre el tema.
En primer lugar quiero manifestar que estoy de acuerdo en su exposición, pero como solicita acción por parte de todos, me atrevo a exponer mi opinión sobre los problemas que plantea, para lo cual y, para mayor claridad, hago una acotación de los mismos, para después pasar a indicar las posibles soluciones que, de antemano, aclaro que son solamente personales y, por tanto, sujetas a la crítica de los lectores. Es decir, son solamente una aportación personal a esa reflexión y acción que el Profesor Marina reclama.
El primer problema que plantea es el del aumento de la delincuencia juvenil, unido a la conflictividad, la agresividad ante los padres y profesores; la falta de disciplina en las aulas, y las consecuencias que estas actitudes provocan con más frecuencia de la deseable. Se queja también de la poca memoria que la sociedad tiene cuando éstas ocurren. Y yo me pregunto, ¿por qué se manifiestan estas conductas en los jóvenes actuales? ¿Que hacer para evitarlas? Contestaré a ellas una vez acotados los problemas que señala.
Otro problema que afecta a nuestra juventud es que, según él, padece el síndrome de Peter Pan. Como los lectores no especialistas en el tema es posible que no hayan oído hablar de él, paso a aclararlo antes de continuar con la exposición de los problemas. En 1983, el Dr. En Psicología norteamericano Dan Kiley, publicó un libro titulado: “ El síndrome de Peter Pan, la persona que nunca crece”, en el que indica que existen personas que se caracterizan por una inmadurez en determinados aspectos psicológicos y sociales, acompañados de problemas sexuales. Se trata de personas que se resisten a crecer y, por lo tanto, a asumir las responsabilidades propias de un adulto. Quieren ser siempre hijos, resistiéndose a cumplir el papel de padres.
Recuerda, también, el Profesor Marina, lo que Javier Elzo, catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto y autor de varios libros sobre la juventud y la adolescencia, dice sobre los jóvenes actuales que, según él, rechazan los principios éticos, decidiéndose por un relativismo radical. Todo vale, con tal de que me lo pase bien. Nada tiene verdadera importancia; solamente la que cada uno quiera darle. También señala que tienen muy poca resistencia a la frustración, cayendo con facilidad en depresiones, violencia y hedonismo fácil y exento de esfuerzo.
Denuncia, además, Marina, los modelos que a través de la Televisión se les presentan a los jóvenes, modelos que no se atienen a la realidad, sino que pretenden inducir a la que los programas presentan. Y dice, con razón, que esos modelos no los han inventado los jóvenes, sino que somos los adultos los que se los presentamos ¿con qué intención?
Otro problema que señala es el de la poca implicación de la sociedad en la educación de los niños y jóvenes. La educación, no es solamente responsabilidad de los padres o de la escuela, sino de la tribu entera.
Por último señala que los niños y jóvenes desean tener un referente de autoridad (no autoritarismo, sino autoridad). Esto lo ha comprobado con sus alumnos y yo lo suscribo.
Hasta aquí los problemas, veamos ahora lo que humildemente propongo :
a) Porqué ese aumento de la delincuencia juvenil, falta de respeto a los padres, conflictividad en las aulas, etc.
Pienso que hay una usencia de normas claras y precisas. Hay mucha legislación al respecto; en los centros escolares se elaboran una multitud de documentos que pretenden el buen funcionamiento de los mismos, tales como Planes de Centro, Proyectos Curriculares, Reglamentos de Funcionamiento, etc, en los que se recogen multitud de normas que están muy bien en el papel, pero que en la práctica son imposibles de aplicar, entre otras cosas, porque son tantas que nadie las puede recordar. Si en lugar de eso se elaborasen pocas normas, pero claras como las del colegio afroamericano que en la etiqueta ACTUALIDAD COMENTADA con el título ¿FRACASO ESCOLAR O FRACASO DE LA ESCUELA? expuse, otro gallo cantaría.
Esas pocas normas serían de obligado cumplimento para todos, y lo mismo que en los centros se pueden establecer en la familia, y en todas las instituciones a las que acudan los niños y jóvenes y, por supuesto, en la localidad. Y aquí viene bien recordar la teoría de la Ventana Rota, de la que ya he hablado también, y que un alcalde de Nueva York la puso en práctica reduciéndose así la delincuencia en un setenta por ciento. Esta teoría consiste en corregir las faltas leves, para evitar que se cometan otras más graves. El establecimiento de normas, les enseña que no todo vale y puede evitar el relativismo que Javier Elzo denuncia.
También se debe tomar conciencia de los delitos, no solamente cuando se cometen y son noticia, sino siempre, para evitar que se vuelvan a cometer. ¿Quien se acuerda ya de Marta del Castillo, o de las niñas violadas por menores, una de ellas con deficiencia psíquica? Sus padres, familiares y pocos más. Estas cosas no se deberían olvidar hasta que queden resueltas.
b) Por otra parte, hay que ir dando responsabilidades a los niños, de acuerdo con su edad mental, para que se acostumbren a que las cosas no se obtienen de forma gratuita y sin esfuerzo, sin que aprendan a valorarlas y a apechar con las consecuencias de una acción incorrecta. Y no hablo de castigo, sino de corrección y de afrontar las consecuencias que acarrea la falta cometida. Los niños no se frustran tan fácilmente como mucha gente piensa, sino que de esta forma aprenden a superar obstáculos y se les prepara para afrontar los que en su vida adulta, con toda seguridad, se les van a presentar.
c) En cuanto a la Televisión, que no sé porqué la llaman la caja tonta, cuando tanta influencia tiene, los padres deben seleccionar los programas que a sus hijos les conviene ver, e incluso verlos con ellos para aclararles que lo que ven es ficción, no realidad y evitar que se formen una idea equivocada de la vida
d) Es importante también que la sociedad entera se implique en la educación de los menores. Quien tenga mi edad e incluso algunos años menos, recordará cómo cualquier persona mayor del pueblo nos corregía si de niños cometíamos algo que no era correcto. Se veía como cosa natural y se les respetaba. Sería una buena cosa recuperar esa implicación de todos.
e) Por último, decir que, como el profesor Marina, yo también he tenido la experiencia de que los niños quieren ver en sus profesores un referente de autoridad. Por no extenderme mucho voy a referir brevemente lo que me comentó un compañero del Instituto. Resulta que solían reclamarlo de la Delegación de Educación para encargarle trabajos de administración. Pues bien, un año a principios de curso me contó lo siguiente:
- Este año no se irá usted. (le preguntaron los alumnos)
- Pero bueno (contestó mi compañero): no soy yo el malo que os hace trabajar, que no os permite salir hasta que no toque la sirena, etc.
- Sí, pero con usted, se puede dar clase. Más claro, agua.
Lo mismo se puede decir en relación con los padres. Y es que a los hijos y alumnos no les gusta que sus padres o profesores sean sus amigos, sino lo que son de verdad: padres y profesores. Los amigos se los buscan ellos.
Espero haber aportado algo a lo que reclama el Profesor Marina.