Ante la última ocurrencia de un político catalán, respaldado por el PSOE, de quitar los crucifijos de las escuelas, creo necesario hacer algunas reflexiones sobre el caso.
En primer lugar, el crucifijo no es solamente un símbolo religioso, sino que además forma parte de toda la cultura occidental a la que pertenecemos y lo es desde hace dos mil años. El crucifijo está en el arte, en nuestros pueblos y ciudades, en los caminos, en los campos, como por ejemplo, los cruceiros gallegos. Ha sido inspiración de escultores, de pintores, de poetas (recordemos los famosos sonetos de Lope de Vega o el poema El Cristu Benditu” de Gabriel y Galán, el Cristo de Velázquez o el crucificado de Martínez Montañés que se conserva en la Catedral de Sevilla). Es decir, que toda nuestra cultura está impregnada de él. Y no digo nada del resto de imágenes religiosas que han sido inspiración de los artistas en todas las épocas, como, por ejemplo: La Piedad de Miguel Ángel, que todas emanan del crucificado en el Gólgota.
En segundo lugar, el hecho de que un crucifijo haya estado o esté en algún lugar, sea este un centro escolar. una plaza o una calle, que yo sepa, nunca ha traumatizado a nadie. El creyente que lo vea, le rezará una plegaria y el indiferente puede que lo admire como obra de arte o simplemente le sea indiferente, pero no va tener que ir al psiquiatra por haberlo visto. A mi, por ejemplo, no me gusta el fútbol, pues bien cuando en la radio retransmiten algún partido, o cambio de cadena, o simplemente la apago y me dedico a otra cosa, bien a la lectura, bien a pasar un rato con el ordenador o a cualquier otra actividad, pero ni me traumatizo, ni me da un infarto, ni nada de nada. Tengo amigos que se declaran agnósticos e incluso alguno ateo, pues bien ninguno ha protestado jamás porque en las aulas hubiera un crucifijo. Es más, alguno de ellos ha matriculado a sus hijos en centros religiosos y he visto a otros llevar a sus hijas a visitar belenes por Navidad. Uno de ellos me sorprendió una tarde de Jueves Santo, cuando me dijo que iba a “ ver la procesión del Señor”.
En tercer lugar, en las escuelas públicas ( y al decir escuela me refiero a todos los centros docentes, desde la escuela infantil hasta la universidad) hace ya muchos años que, salvo raras excepciones, desapareció. Y esto lo puedo asegurar porque por motivos de mi actividad profesional he tenido que visitar muchos centros públicos de los niveles citados y, solamente en uno de ellos me he encontré con algún crucifijo, pero ni a alumnos ni a profesores les ocurría nada por ello. En el despacho que me asignaron en éste, que fue el último centro en el que estuve destinado, había un crucifijo, que yo mantuve. Por dicho despacho pasaba la mayoría de los profesores, muchos alumnos y muchos padres de éstos, porque en él estaba como Orientador. Pues bien, nadie protestó nunca porque estuviera el crucifijo. Es más, algunos padres se sorprendían gratamente al verlo.
Por último, en los centros privados, que la mayoría son religiosos, sería una incongruencia que no estuviera, ya que los padres de los alumnos que asisten a ellos, los han llevado allí, precisamente porque son religiosos. ¿Cómo no va a estar presente en las aulas el signo más representativo de su religión? Y ningún gobierno puede prohibirlo porque las leyes defienden claramente el derecho de estos centros a tener su carácter propio.
¿A qué viene entonces este empeño de quitar el crucifijo? De los centros públicos ya están quitados y de los privados no los pueden quitar porque, como acabo de decir, las leyes permiten que lo tengan. A no ser que lo que se pretenda sea enfrentar a unos españoles con otros y que nos liemos a tiros nuevamente. Pero, afortunadamente, no estamos en los años treinta y la gente no se deja engañar tan fácilmente. La gente de hoy lo que quiere es trabajo, libertad, tranquilidad y sosiego y a nadie se le obliga (desde hace ya muchos años) a profesar ni a practicar ninguna religión.
Por esto pienso que los políticos, todos, deben preocuparse de solucionar los problemas reales de la gente y dejarles en libertad de practicar o no alguna religión, así como de ser agnóstico o ateo si es lo que prefieren, en lugar de fijarse en tanta chorrada, porque este empeño de suprimir ahora los crucifijos, es eso, una auténtica chorrada.
¿A qué viene entonces este empeño de quitar el crucifijo? De los centros públicos ya están quitados y de los privados no los pueden quitar porque, como acabo de decir, las leyes permiten que lo tengan. A no ser que lo que se pretenda sea enfrentar a unos españoles con otros y que nos liemos a tiros nuevamente. Pero, afortunadamente, no estamos en los años treinta y la gente no se deja engañar tan fácilmente. La gente de hoy lo que quiere es trabajo, libertad, tranquilidad y sosiego y a nadie se le obliga (desde hace ya muchos años) a profesar ni a practicar ninguna religión.
Por esto pienso que los políticos, todos, deben preocuparse de solucionar los problemas reales de la gente y dejarles en libertad de practicar o no alguna religión, así como de ser agnóstico o ateo si es lo que prefieren, en lugar de fijarse en tanta chorrada, porque este empeño de suprimir ahora los crucifijos, es eso, una auténtica chorrada.
Por otra parte, yo no digo que haya una persecución abierta hacia la Iglesia Católica en particular y hacia el cristianismo en general, pero sí que se percibe un acoso soterrado hacia ellos, lo que, no solamente no es malo, sino que, con las cosas que se están permitiendo , lo grave sería que no existiera dicho acoso, porque esto significaría que la Iglesia se quedaría tan tranquila con la ampliación de la ley del aborto, la defensa de la eutanasia, cuando no de la eugenesia y otras muchas cosas de sobra conocidas que están ocurriendo en nuestra sociedad. Si la Iglesia no fuese criticada, sería señal de que no está cumpliendo con su obligación de orientar a sus fieles y a la sociedad en general. Si el secretario de la Conferencia Episcopal, no advirtiera a los diputados católicos de que es incoherente con su fe, el votar a favor de una ley como la de la ampliación del aborto, los obispos españoles no estarían cumpliendo con su obligación de pastores, que eso es lo que significa la palabra obispo.
Pero esto no es óbice para considerar una chorrada la propuesta de quitar los crucifijos de las escuelas. ¿No hay más problema en España que este, para que algunos políticos arremetan contra él? Un poco de seriedad, por favor.
creo que la mayoria de los que te leemos coincidimos cotigo . elvira
ResponderEliminarMe alegro que así sea. Estoy seguro que hay mucha gente, tanto los que conozcan el artículo como los que no que estarán de acuerdo. Busca en Yahoo un video que hay del Ayuntamiento de Baena. Ese sí que es un Alcalde con lo que hay que tener.
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