martes, 1 de noviembre de 2016

LA MUERTE Y LA RESURRECCIÓN

                                             LA MUERTE Y LA RESURRECCIÓN

 
 
Hoy es el día de todos los Santos, aquellos que lo fueron aunque no estén en el santoral y mañana recordamos a todos nuestros difuntos. Por eso me parece oportuno hablar de la muerte, en primer lugar porque es lo único que tenemos seguro cuando venimos a este mundo. Cuando nacemos tenemos ante nosotros un abanico de posibilidades: podemos tener o no buena salud, permanecer solteros o casarnos, ejercer una profesión u otra y muchas cosas más y que tenemos que morir algún día. Pero todas ellas pueden o no pueden ocurrir, son contingentes, solamente la última es necesaria. No sabemos, afortunadamente ni el día ni la hora en que ocurrirá, pero sí sabemos que más tarde o más temprano llegará. Por eso como decía Heidegger no la podemos considerar como una amenaza, sino como algo propio de la vida que limita los días de nuestra existencia en este planeta. Pero ¿morimos en realidad, o es solamente un cambio de situación?
La doctora Kübler Roos en su libro La muerte un amanecer, dijo que la muerte no existe sino que es el paso de una situación a otra y basaba esta afirmación en la experiencia que durante cuarenta años mantuvo con moribundos y en las Experiencias Cercanas a la Muerte (E.C.M.) que muchos de sus pacientes le contaron. En el capítulo V de mi libro Vivimos y soñamos pero no morimos, hablo de este tema ampliamente. Hoy quiero hablar de algo que en distintas ocasiones me han preguntado algunos amigos.
Un compañero de profesión, me preguntó un día que no entendía lo de que Jesucristo descendió a los infiernos. Esta misma pregunta me la hizo tiempo después una amiga de la infancia. A ambos les contesté lo que dice el catecismo de la Iglesia Católica referente a los infiernos. Para los hebreos los infiernos eran y es el lugar de los muertos y lo llamaban sheol o hades. Si una persona no bajaba al hades, no se le consideraba muerta y esto se hacía a los tres días del fallecimiento. Por eso los apóstoles lo incluyeron en el Credo. Luego los infiernos que se mencionan en él no es el infierno que entendemos nosotros, sino el lugar de los muertos y con esto quedaba demostrado que de verdad Jesús murió en la cruz. Y ahora pienso yo que lo de resucitar al tercer día es porque antes no se podía considerar muerta a una persona y si no está muerta no puede resucitar. Pero, sigo pensando por mi cuenta, Jesucristo resucitó no al tercer día, sino en el mismo momento de morir, pero no se podía manifestar antes de esos días, porque la gente de la época diría que no había muerto. Las personas que han tenido una E.C.M., cuentan que de pronto se vieron fuera de sus cuerpos. Por eso Jesús le dijo a Marta que Él que creyera en Él aunque muriese jamás moriría porque Él lo resucitaría en el último día y para mí, el último día no es al final de los tiempos, sino el día que el cuerpo muere. Sé que esto le puede extrañar a muchas personas, pero es que la Biblia no hay que interpretarla de forma literal, sino alegórica, tal como indicaron Filón de Alejandría y San Ambrosio de Milán, cuyos sermones convirtieron al cristianismo a san Agustín. Por todo esto, cuando vayamos al cementerio a visitar las tumbas de nuestros familiares tenemos que pensar que, desde donde estén, verán y les gustarán las flores que dejemos en sus tumbas.

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