sábado, 14 de julio de 2012


                             LOS RECORTES Y LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

          
          
             Hace unos días en la consulta del Urólogo, al ir a extenderme las recetas, me preguntó si ya me habían cobrado por alguna, a lo que respondí que a los funcionarios pensionistas no hacía falta que nos aplicasen ningún copago por ellas, porque ya lo estamos pagando, pues las medicinas nos cuestan los mismo que cuando estábamos en activo, ya que en ambas situaciones hemos pagado siempre el treinta por ciento de las mismas. Esta pregunta motivó el comentario sobre los últimos recortes que anunció el Gobierno en el último Consejo de Ministros. Yo le dije que es posible que se reduzca la deuda, pero que la confianza de los mercados no va a venir por esta vía, simplemente porque estos no se fían de nosotros, por muchos recortes que se hagan, mientras no se  organice de otra forma el Estado de las Autonomías. Mi Urólogo me contestó que esa idea que le acababa de exponer es un clamor popular, pero que a pesar de eso los políticos no se enteran. Ambos estuvimos de acuerdo en que si no hacen caso a ese clamor popular, es porque a ellos no les interesa ya que perderían sus sueldos, al haber hecho de la política una profesión.
           
           Pues bien, ya metidos en este tema, como para criticar algo hay que presentar alguna alterna tiva y no limitarse solamente a lo fácil, que es la crítica, a continuación expongo mi idea sobre dicha reforma y que, de llevarse a cabo, pienso se resolvería el problema de la confianza de los mercados y, por ende, el comienzo del fin de la crisis económica que estamos padeciendo. Pero quede claro que los recortes que ha hecho el Gobierno eran necesarios, aunque no suficientes. Yo propongo que las Autonomías fueran despojadas de los poderes legislativo y judicial, quedándose sólo con el poder ejecutivo. Esto llevaría consigo la devolución de competencias, ya que la única función del gobierno autonómico, sería la de gestionar los fondos que el Gobierno Central asignara a las autonomías.

           Pero para que esto fuera eficaz y justo, habría que aclarar con toda nitidez, los criterios de reparto de ese dinero, para evitar la discriminación a causa de los colores de los distintos gobiernos.

     Aclarado esto, la Autonomía recibiría del Gobierno central, el dinero que por sus características le correspondiese y el Gobierno autonómico gastaría ese dinero  de acuerdo con sus necesidades. Unos se volcarían más en Educación, por ejemplo y otros en Sanidad, dependiendo de sus necesidades.

         De esta forma habría autonomía en la administración del dinero, pero nos ahorraríamos los parlamentarios y los tribunales autonómicos y   los cargos que éstos llevan aparejados. Sería una forma racional de gestionar el dinero de forma autónoma, pero siempre con unos criterios claros de control de gasto, para evitar el derroche y la corrupción.

         Pienso que de esta forma seguiríamos dentro del Estado de las Autonomías que señala la Constitución, pero de una forma más racional y sensata. Espero que estas ideas les lleguen a los que pueden ponerlas en práctica, es decir a los políticos, tanto del Gobierno como de la Oposición.

       Pero para que esto pudiera llevarse a cabo se necesitaría un consenso lo más amplio posible; Una especie de Pactos de la Moncloa, pero referidos a la organización del Estado de las Autonomías.  

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