viernes, 17 de diciembre de 2010

RECORTES EFICACES PARA SUPERAR LA CRISIS


Que estamos atravesando una grave crisis económica y financiera a nadie se le oculta, y ya ni el mismo gobierno la niega. Este cambio en la situación económica que se viene produciendo en España desde 2007, según la opinión de los expertos es efectivamente un problema que afecta, cada vez más al conjunto de los españoles que viven en este momento e incluso que afectará a los que aún no ha nacido si no se le pone remedio pronto. Pero todos los problemas tienen solución, siempre que se aborden de la forma adecuada. La primera condición para resolverlo es reconocer que existe, ya que si no se reconoce que hay un problema es imposible que se pueda resolver. En el caso de la economía, un país es como una familia. Cuando en ésta los ingresos son inferiores a los gastos, los responsables de la misma, si son competentes reducen inmediatamente estos. Y aquí es donde está el quid de la cuestión en determinar de donde se recorta, ya que hay cosas de las que se puede prescindir sin que la familia pierda ni su estatus ni su tranquilidad y otras de las que si se prescinde el grupo puede ver menoscabado su prestigio y sosiego. Vamos a imaginar una familia en la que por cualquier causa disminuyen los ingresos, pero que todavía los mantiene para vivir de forma digna. Esta familia si es prudente y actúa con inteligencia puede prescindir de cosas como: salir a comer los fines de semana fuera de casa o reducir los días de vacaciones, por ejemplo. Es decir, prescindir de cosas que no son absolutamente necesarias. Y aquí no puedo por menos que recurrir de nuevo a la Filosofía. En otra entrada de este blog con el título de la Filosofía y la crisis señalaba como modelos de austeridad a Sócrates y a Espinosa y recordaba que estos filósofos solamente utilizaban las cosas que necesitaban. Esto es lo que haría una familia prudente en una situación de cambio de la situación económica, que eso es lo que significa crisis, para salir con éxito de ella. Lo que no puede hacer una familia responsable es prescindir solamente de la comida del gato que tengan en casa. Esto es lo que decidió una de aristócratas cuando el padre dijo que había que reducir gastos si querían mantener el mismo ritmo de vida y la mujer y los hijos le contestaron que, de acuerdo, suprimamos el chocolate del loro. Un estado es como una familia y en una situación de crisis tiene que hacer recortes, por supuesto, pero no del estilo a la comida del gato o al chocolate del loro que acabo de citar. Con rebajar un cinco por ciento el sueldo de los funcionarios o congelar las pensiones o aumentar dos años la edad de jubilación, no se soluciona la crisis en España. Puede que en otros países estas sean las soluciones, pero en el nuestro hay otros muchos conceptos de donde recortar. Por ejemplo el sueldo de los políticos de los que tenemos para dar y tomar en diecisiete comunidades autónomas, dos ciudades que también lo son y el gobierno central. Total veinte gobiernos, veinte parlamentos con toda la cohorte de cargos que ello conlleva. Y ¿Cómo se ahorraría en este concepto? No suprimiendo ni rebajando el sueldo a los políticos, pero sí haciendo que estos no conviertan a la política en una profesión. Me explico. Los alcaldes, concejales, diputados provinciales, diputados regionales y autonómicos y todos los cargos electos, son personas que están para servir al pueblo y no para que el pueblo los sirva a ellos, porque, además si se presentan a las elecciones lo hacen de forma voluntaria, por lo que, por lógica, no tendrían que cobrar nada. Pero no es eso lo que yo propongo, sino que todos estos cargos electos cobren el sueldo que tuvieran antes de ser elegidos. Por ejemplo: Un profesor, un maestro o el cartero de un pueblo se presentan en las elecciones municipales y salen elegidos alcalde o concejales. Pues bien, ese señor que siga cobrando el sueldo que como profesor, maestro o cartero tenía, ni un céntimo más ni un céntimo menos. De esta forma no se convierte la política en una profesión y antes de meterse en política, una persona responsable lo que debe hacer es buscar un trabajo para sacar adelante a su familia. Además, así, se crean puestos de trabajo sin que cueste más dinero. La figura de excedencia especial existe en España desde que se instauró la democracia. Es decir, que a nuestro maestro, profesor o cartero se les respeta su puesto de trabajo en el mismo centro o lugar que lo tenía antes de ser elegido alcalde o concejal. A diferencia del que pide la excedencia voluntaria que se le sigue manteniendo el puesto de trabajo, pero donde lo haya cuando solicite el reingreso que puede ser o no en el mismo lugar en el que estaba cuando la pidió. El que la pide por política ya tiene ese privilegio, que no es poco. Esto sirve también para diputados, senadores, ministros, y cualquier cargo político sea electo o por nombramiento. Y como esto cargos suelen acarrear gastos de viaje, comidas, hospedajes, etc, no es justo que lo paguen de sus bolsillos, sino que tengan las dietas correspondientes. Pero unas dietas controladas, de tal manera que no pierdan dinero, pero que tampoco lo ganen con ellas. Voy a poner algunos ejemplos y lo que digo lo he vivido personalmente. Pongamos distintos casos:

a) Un alcalde o concejal de un pueblo pequeño, de los que hay miles en España, que tiene que ir un día a la capital de la provincia. Este alcalde o concejal puede utilizar como cualquiera de sus vecinos los transportes públicos, si no tiene coche propio o no lo quiere utilizar si lo posee. El billete del transporte público se lo pagaría el ayuntamiento y si va en su vehículo propio un dinero adicional equivalente al combustible, desgaste de ruedas, gasto de aceite, etc. Si tiene que coger un taxi para trasladarse a la capital o en ella, se le paga igual, previa presentación del justificante del taxista, así como la comida que haga. Lo que no se puede permitir un ayuntamiento de un pueblo pequeño es tener un vehículo para uso del alcalde o de los concejales.

b) En el caso de los diputados, es también fácil el ahorro en las dietas. Pongamos que se trata del Congreso de los Diputados. Pues bien el Presidente del mismo que haga un concierto con diez o doce hoteles de Madrid, de tres estrellas, que son bastante decentes, en los que se pueden alojar los diputados cuando tengan que permanecer algunos días y que sea el Congreso quien pague los hoteles. Lo mismo se puede hacer con las comidas haciendo un concierto con un número equivalente de restaurantes, para que los diputados tengan la posibilidad de elegir y no tengan que ir por fuerza todos al mismo hotel o al mismo restaurante. Y para compensar los posibles gastos que por estar fuera de casa son inevitables, que reciban en mano treinta euros por día que estén (cinco mil pesetas). Estos sin necesidad de justificación. De la misma forma que en el Congreso se puede hacer en el Senado y en los distintos parlamentos autonómicos.

Y quien lleva las cuentas se preguntarán. Muy fácil, ningún político, sino profesionales contratados para ello, es decir contables. Pienso que de esta forma sí que se ahorraría más dinero que recortando sueldos a funcionarios, congelando pensiones o aumentando la edad de jubilación. El problema está en que son ellos, los políticos, los que lo tienen que decidir. Pero ¿el pueblo no es soberano? Pues eso, espabilemos.

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