sábado, 24 de octubre de 2009

EL CALENTAMIENTO GLOBAL

Hoy se habla mucho del calentamiento de la Tierra, producido por la contaminación de las industrias y por la actividad misma del ser humano. Existen organismos nacionales e internacionales que se preocupan y trabajan para que este calentamiento desaparezca o para, que al menos, se detenga o disminuya. Casi todos los países civilizados cuentan con un Ministerio que se encarga, entre otras cosas, del cuidado de nuestro querido planeta. En España tenemos el Ministerio de Medio Ambiente que constantemente realiza campañas de concienciación sobre el tema.
Pues bien, la Filosofía también nos puede ayudar en este caso. Hay muchos filósofos que nos hablan del cuidado y conservación del planeta, pero hoy me voy a fijar en uno contemporáneo nuestro, ya que murió en el último cuarto del siglo pasado. Se trata de Martín Heidegger filósofo alemán que nació en Messkirch, una localidad situada entre el Rin y la Selva Negra, un 26 de septiembre de 1889 y que murió, como he dicho, en el último cuarto del siglo XX, concretamente el 26 de mayo de 1976, en la ciudad de Friburgo de cuya Universidad fue primero alumno y después profesor.
Heidegger consideraba al hombre (al hablar del hombre me refiero a la especie humana, es decir al varón y a la mujer) como el Dasein, palabra alemana de difícil traducción que puede traducirse como ser ahí. Es decir que es un ser arrojado a la existencia en un mundo que está lleno de cosas que puede utilizar. Pero este estar en el mundo consiste en un vivir en él y relacionarse con todas las cosas que en él hay y con los demás hombres. No está en el mundo en virtud de una mera situación espacial como lo están, por ejemplo, las pirámides de Egipto o el Partenón de Atenas.
Pero las cosas que hay en el mundo no son de éste, simplemente están en él para que sean utilizadas por el hombre, utilización que ha de ser Auténtica, que en el lenguaje de Heidegger equivale a responsable. Es decir, que el ser humano debe utilizar las cosas de la naturaleza, pero, a la vez, cuidar de ellas, para que las próximas generaciones las puedan usar también.
En mi libro Facilosofía (2008) digo que este filósofo puede constituir las delicias de un ecologista, por la forma en la que indica que el hombre debe utilizar las cosas de la naturaleza, es decir, cuidando de ellas, como acabo de señalar.
Debemos acordarnos de Heidegger cuando vayamos de excursión al campo, teniendo cuidado de recoger los restos de la comida que hayamos llevado y apagando bien el fuego que hayamos encendido para hacerla. De esta forma no solamente cuidaremos el medio, sino que evitaremos incendios como los que, por desgracia, vemos cada verano.
También se deben cuidar los ríos y los mares. En esto tienen mucha responsabilidad los gobiernos, que deben vigilar que los restos de las industrias, vayan ya depurados cuando se vierten en las aguas de los ríos. Otro tanto se debe decir de los mares. Todos tenemos presentes las catástrofes que los barcos petroleros han ocasionado no, solamente, en la fauna y flora del mar, sino también en la contaminación de las playas.
Por eso debemos acordarnos de este filósofo y procurar contaminar lo menos posible ya que las cosas del mundo están en él para ser utilizadas por los hombres, pero no solamente por los de una generación, sino por los que vendrán después de nosotros, si es que con nuestra desidia e irresponsabilidad no hemos terminado antes con la vida en la Tierra. Hagamos caso, pues, de Heidegger.
Otro día hablaré de lo que este filósofo decía sobre el cuidado que debemos tener con los demás hombres que coexisten con nosotros.

En mi libro Facilosofía de Ediciones Absalon, puede el lector ampliar lo que en este artículo se ha dicho.

jueves, 22 de octubre de 2009

RECUPERAR EL CONSENSO

Estamos atravesando unos momentos de mucha tensión y enfrentamiento entre los españoles que, dada nuestra tradición histórica, nos exponemos a terminar en un nuevo enfrentamiento. Parecía y así, ha sido durante los últimos treinta y dos años, desde que en 1977 se celebraron las primeras elecciones libres después de los cuarenta años del Régimen de Franco, que se habían acabado las divisiones y empezábamos a mirar el futuro todos unidos. En aquella ocasión, como ya he comentado en otro artículo, todos los políticos se pusieron de acuerdo en olvidar el pasado y mirar al porvenir. Y al decir, todos me refiero a todos: los que pertenecían al Régimen y los de la oposición a él. Todos fueron capaces de mirar al futuro y a no escarbar en el pasado, a no abrir heridas que ya se habían cerrado. De esa forma se llegó al consenso que desembocó en la Constitución de 1978 y que ha colocado a España entre los países más desarrollados del mundo, sirviendo, además, como modelo para pasar de un régimen autoritario a una democracia, sin derramar una gota de sangre y sin que se perdiera el ritmo de vida que cada uno llevaba. Todas las instituciones siguieron funcionando sin traumas, y lo mismo ocurrió al mundo empresarial y la vida diaria en su totalidad.
Pero de un tiempo a esta parte, todo esto parece que está cayendo en el olvido. Se vuelve hablar de las heridas producidas por la guerra civil de 1936-39; se vuelven a recordar los muertos de una y otra parte; se toman iniciativas que rozan el ridículo, como, por ejemplo pedir el certificado de defunción del General Franco y el empeño de abrir fosas en las que la mayoría de las veces no se encuentra en ellas nada, tal como ocurrió en un pueblo de la provincia de Cáceres cercano al mío. Con esto no estoy poniendo en tela de juicio las decisiones de los jueces, ¡Dios me libre!, es posible, además, que estas iniciativas sean normales en un proceso judicial, yo solamente quiero señalar datos que nadie puede negar. Por otra parte recordar la máxima romana de Primun vivere, deinde philosophari (primero vivir, luego filosofar, resolvamos la situación actual y después ya se pedirán cuentas a quien se les deban pedir ). Es decir, que no dudo de la corrección de las actuaciones señaladas por parte de algunos jueces y políticos, sino que en los momentos que estamos viviendo, no dudo que esto sea importante, pero, desde luego, no es prioritario.
Estamos atravesando una crisis económica y financiera de dimensiones considerables, pero mientras que en países de nuestro entorno se han dedicado a trabajar y a tomar medidas para salir de ella, nosotros estamos buscando tumbas, aún en contra de la opinión de los familiares, como es el caso del poeta García Lorca. Nos dedicamos a promover leyes, como la del aborto, que ni es prioritaria ahora, ni la sociedad la reclama, ni siquiera el partido del gobierno la contemplaba en su programa electoral.
Menos mal que al lado de todos estos despropósitos se están escuchando voces que reclaman la recuperación del consenso. Voces de personas de peso en la política nacional, tales como los señores Bono, Solchaga, Leguina, Rodríguez Ibarra o Almunia, por citar los más significativos y sin olvidar al gobernador del Banco de España. También algunas corrientes del partido socialista como cristianos por el socialismo y otros grupos minoritarios en el arco parlamentario como UPYD o CiU están reclamando cordura. Lástima que, salvo honrosas y contadas excepciones, no se escuchen estas mismas voces en el principal partido de la oposición (me refiero a los dirigentes, no a los afiliados y simpatizantes que sí que lo hacen) . Sería conveniente que los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, dejaran de preocuparse por los votos y se preocuparan más del bienestar de los españoles. Yo no soy político, pero pienso, como una gran mayoría, que sería conveniente que intentaran por todos los medios recuperar el consenso en los temas fundamentales y, así, como se hizo en 1977, miraran al futuro y se olvidaran, de momento, de los votos, porque ¿para qué sirven estos si el país se viene abajo? Pido a Dios que les haga ver esta necesidad de contemplar la realidad y no hacer como los bizantinos que estaban discutiendo sobre el sexo de los ángeles mientras los bárbaros del norte estaban sitiando la ciudad.

sábado, 10 de octubre de 2009

OBAMA PREMIO NOBEL DE LA PAZ




Vaya por delante que no está en mi ánimo dudar de las capacidades y los méritos del Sr. Obama. Todo lo contrario reconozco que deben ser muchos para que, con los prejuicios que hay en los Estados Unidos contra las personas de su raza, haya llegado a la Presidencia del Estado más poderoso del mundo actual. Pero de ahí a que a los diez meses de haber tomado posesión como Jefe del Estado, le haya sido concedido el preciado galardón hay un gran trecho que recorrer.
Que lo que acabo de decir no son apreciaciones gratuitas mías, lo demuestra el hecho de que ha sido el propio Obama el que ha reconocido que “ Honestamente, creo que no merezco el Nobel de la Paz”. Y el de que sus más cercanos colaboradores en la Casa Blanca pensaran cuando recibieron la llamada que se trataba de una broma de alguna emisora de radio o televisión, tal como ocurrió aquí en España cuando Evo Morales realizó su primera visita como Presidente de Bolivia, que unos humoristas imitando la Voz del Presidente Rodríguez Zapatero le hicieron creer que se trataba de él y Evo Morales se creyó a pie juntilla todo lo que le dijeron y prometieron. Es más, en una emisora escuché ayer como el corresponsal de la misma en los Estados Unidos informaba que el propio Presidente le preguntó al jefe de la C.I.A. si él tenía noticias de que su nombre hubiera sonado para el premio Nobel. Y es que el Sr. Obama hasta la fecha solamente ha hecho una declaración de buenas intenciones y manifestado una actitud quizás más positiva para alcanzar la paz en el mundo, pero de las cuales no se ha desprendido ninguna realidad concreta todavía. Las tropas internacionales continúan en Irak y en Afganistán; los palestinos y los judíos siguen a la greña; Irán y Corea continúan con su deseo de fabricar armamento nuclear; en África y en la India la gente se sigue muriendo de hambre. Es decir, que el panorama mundial sigue lo mismo que antes de llegar el Sr.Obama a la Casa Blanca. Por esta regla de tres de declaración de buenas intenciones, al Sr. Rodríguez Zapatero le tenían que conceder el premio Nobel de Economía.
Existen muchas personas en el mundo dignas de obtener el preciado galardón y siguen sin él. No voy a salir de España. A la muerte del general Franco, todos los partidos políticos sin excepción se pusieron de acuerdo para pasar de una dictadura a una monarquía parlamentaria, sin necesidad de ninguna ruptura y, lo que es más importante, sin derramarse una gota de sangre. Y todos hicieron dejación de muchas de sus aspiraciones. Los que procedían del régimen anterior, sacrificaron su situación y renunciaron a sus privilegios. Fue el mismo Ministro Secretario General del Movimiento el que capitaneó la desaparición de las Cortes Franquistas. En el lado de la oposición, entonces aún clandestina, lo que supone más mérito aún, también cedieron a muchas de sus aspiraciones. Ellos querían ruptura y no continuidad, pues bien, renunciaron a ella, así como a sus deseos de revancha, lógicos por otra parte si pensamos que estuvieron cuarenta años deseándola, en aras de la paz y de la convivencia de los españoles. Todo esto bajo la tutela y la dirección del Rey Juan Carlos I, de tal manera que la transición española se puso como modelo a imitar en todo el mundo. Pues bien, ni el rey, ni ninguno de aquellos políticos recibieron el premio Nobel de la Paz. Y pienso que, al día de hoy, tienen, todos, muchos más méritos que el Sr. Obama para recibirlo.
Y dicho esto, no sé si el citado premio es lo que dice ser o, por el contrario, un caramelo envenenado para el Presidente de los Estados Unidos, porque ¿cómo todo un Premio Nobel de la Paz va a mantener tropas en Irak y a animar a mantenerlas a sus socios de la ONU? Y ¿cómo todo un Premio Nobel de la Paz, va a aumentar y pedir a sus socios que lo hagan también sus contingentes en Afganistán? Y ¿cómo todo un Premio Nobel de la Paz, va a impedir que Irán y Corea tengan su propio armamento nuclear? Y ¿ cómo todo un Premio Nobel de la Paz va a consentir que se mueran de hambre millones de seres humanos? Y así se podrían seguir enumerando muchas situaciones con las que se tiene que encontrar el Sr. Obama y que el citado premio va a condicionar su toma de decisiones. Así que mi duda es si al Sr. Obama le han otorgado el premio para tenerlo contento o, por el contrario para ponerlo en aprietos y desprestigiarlo. En ambos casos con amigos como estos el Sr. Obama no necesita ya enemigos.
No obstante a todo lo anterior felicito al Sr. Obama de todo corazón, a la vez que le deseo mucha suerte, porque la va a necesitar y, al fin y al cabo, sus decisiones acertadas o erróneas de alguna manera nos afectarán también a nosotros.